La Noche de San Juan, el 23 de junio, se da la bienvenida al verano y para ello nada mejor que reunirse con la familia o con amigos y poner en práctica algunos rituales que, según dicen, atraen la buena suerte, como bañarse a medianoche en la playa o saltar sobre las hogueras. Aunque antes hay que preparar bien la celebración.
Lo habitual en muchos grupos es poner un bote1 para la comida y la bebida, y asegurarse de que las compras se hacen a tiempo para no tener que aguantar las típicas colas de última hora en los supermercados. Si además se vive en lugares donde se elaboran dulces tradicionales de esta fecha, se pueden poner en la mesa delicias como la coca de San Juan catalana.
No menos importante es conseguir la madera para hacer el fuego, si no queremos quedarnos a oscuras en mitad de la fiesta. Como este es un elemento esencial y muy simbólico en San Juan, siempre se recomienda el máximo cuidado con las hogueras, los petardos y los cohetes. Además, quienes se ocupan y preocupan del medio ambiente nos recuerdan que hay que mantener limpias las zonas de ocio.
Pues bien, con todo ya organizado, al caer el sol se encienden las fogatas2 en las playas, se ponen a punto las barbacoas, y entre bocado y bocado de buenos momentos, pasan las horas hasta el chapuzón3 de las doce. Y donde no hay playa, se encienden las luces de la verbena4 y las fuentes cercanas sirven así para lavarse la cara y garantizar la buena suerte durante el resto del año.
Lo cierto es que celebrar el solsticio de verano no solo es una costumbre ancestral5 sino también una forma de continuar nuestro día a día con renovado entusiasmo.
1Bote: dinero que se pone en común para algún fin.
2Fogata, hoguera: fuego pequeño.
3Chapuzón: entrada rápida en el agua.
4Verbena: fiesta de barrio.
5Ancestral: muy antiguo.
La Noche de San Juan, el 23 de junio, se da la bienvenida al verano y para ello nada mejor que reunirse con la familia o con amigos y poner en práctica algunos rituales que, según dicen, atraen la buena suerte, como bañarse a medianoche en la playa o saltar sobre las hogueras. Aunque antes hay que preparar bien la celebración.
Lo habitual en muchos grupos es poner un bote1 para la comida y la bebida, y asegurarse de que las compras se hacen a tiempo para no tener que aguantar las típicas colas de última hora en los supermercados. Si además se vive en lugares donde se elaboran dulces tradicionales de esta fecha, se pueden poner en la mesa delicias como la coca de San Juan catalana.
No menos importante es conseguir la madera para hacer el fuego, si no queremos quedarnos a oscuras en mitad de la fiesta. Como este es un elemento esencial y muy simbólico en San Juan, siempre se recomienda el máximo cuidado con las hogueras, los petardos y los cohetes. Además, quienes se ocupan y preocupan del medio ambiente nos recuerdan que hay que mantener limpias las zonas de ocio.
Pues bien, con todo ya organizado, al caer el sol se encienden las fogatas2 en las playas, se ponen a punto las barbacoas, y entre bocado y bocado de buenos momentos, pasan las horas hasta el chapuzón3 de las doce. Y donde no hay playa, se encienden las luces de la verbena4 y las fuentes cercanas sirven así para lavarse la cara y garantizar la buena suerte durante el resto del año.
Lo cierto es que celebrar el solsticio de verano no solo es una costumbre ancestral5 sino también una forma de continuar nuestro día a día con renovado entusiasmo.
1Bote: dinero que se pone en común para algún fin.
2Fogata, hoguera: fuego pequeño.
3Chapuzón: entrada rápida en el agua.
4Verbena: fiesta de barrio.
5Ancestral: muy antiguo.