Una de las creencias más extendidas¹ es que los españoles se echan la siesta con frecuencia. En realidad, para poder echarse la siesta, o dar una cabezada², es necesario tener tiempo y eso no siempre es posible, ya que a la hora de la siesta muchas personas trabajan. En realidad, más de la mitad de la población no se echa nunca la siesta después de comer.

Respecto al gusto por las fiestas, los españoles disfrutan de bastantes días festivos nacionales, autonómicos o locales, que se celebran una vez al año, como las fiestas patronales, en honor a un santo o una santa que dan protección a un pueblo o una ciudad. En esas celebraciones, los ciudadanos salen a disfrutar del programa de fiestas que se prepara para esos días. Los espectáculos taurinos³ a veces forman parte de las actividades programadas, pero la imagen del toro ya no representa tanto a España, ya que cada año desciende el número de españoles que asisten a esos espectáculos. El resto del año, la gente sale a las cafeterías, bares, restaurantes o discotecas cuando el trabajo o las responsabilidades familiares lo permiten. Sí es cierto que España es el país con más bares por habitante.

En cuanto a otras formas de ocio, España sí ofrece una amplia oferta turística por su buen clima, pero no se limita solo a sol y playa. Muchos españoles viajan de unas comunidades a otras para conocer nuevos entornos naturales, vivir de cerca costumbres propias de otros lugares o descubrir los tesoros arqueológicos y artísticos del patrimonio⁴ histórico y cultural

Por último, los españoles no tienen un único carácter alegre y despreocupado. En realidad, cada persona tiene su propia forma de ser y actuar, y depende también del lugar donde vive. Cada ciudad y cada comunidad muestran un perfil distinto de los españoles.